Posibles causas del síndrome de intestino irritable

El llamado síndrome de intestino irritable (SII) es un trastorno funcional gastrointestinal. Otros nombres comunes son intestino irritable, colon irritable o colon nervioso.

El síndrome de intestino irritable es una de las llamadas enfermedades funcionales del intestino. Esto significa que la función del intestino está alterada, pero no hay daños en el órgano en sí.

El diagnóstico del síndrome de intestino irritable o la exclusión de otras enfermedades intestinales suele hacerse con una serie de pruebas, entre las más habituales las endoscopias gastrointestinales, las ecografías y los análisis de sangre. Si no se encuentran causas orgánicas para los síntomas de intestino irritable durante estos exámenes, el diagnóstico es síndrome de intestino irritable.

Causas del síndrome de intestino irritable

Encontrar las posibles causas del síndrome de intestino irritable no es nada fácil, ya que no existe UNA ÚNICA causa. Sin embargo, se ha demostrado que la sensibilidad a ciertos alimentos puede causar muchos de los síntomas del SII.

Las verdaderas alergias alimentarias son raras, pero muy a menudo las personas con SII padecen al menos una intolerancia alimentaria. Entre las más frecuentes está la intolerancia a la fructosa. Los síntomas del síndrome de intestino irritable en este caso son causados por una absorción deficiente de la fructosa, y se producen de forma muy específica, es decir, exclusivamente tras el consumo de ciertos alimentos. En la intolerancia a la fructosa, el dolor abdominal, la flatulencia y la diarrea se producen principalmente después de comer fruta o después de las comidas que contienen azúcar.

Los estudios demuestran que el 74% de las personas con SII y malabsorción de fructosa experimentan una mejora de los síntomas del SII cuando evitan la fructosa en su dieta. También se ha demostrado que las llamadas dietas de eliminación, es decir, la renuncia a determinados componentes de los alimentos (por ejemplo, los FODMAP), alivian los síntomas del intestino irritable.

Por lo tanto, la correcta elección de los alimentos adecuados puede suponer una verdadera mejora de la calidad de vida.

Los síntomas típicos del síndrome de intestino irritable

Se estima que en la mayoría de los países del mundo entre el 5 y el 11% de la población padece el síndrome de intestino irritable.

Los síntomas típicos del SII son flatulencia recurrente con y sin distensión abdominal, estreñimiento y/o diarrea, así como retortijones, sensación de plenitud y eructos, acidez de estómago y náuseas. También dolor abdominal, que suele remitir después de la defecación y que se experimenta como una presión, una punzada o un calambre, la necesidad frecuente de defecar y la sensación de que el intestino no se vacía correctamente durante la defecación.
Los síntomas suelen remitir por la noche, pero son muy molestos, especialmente durante el día. También es algo típico que los síntomas del intestino irritable se alternen. Puede ocurrir que un afectado no sólo sufra estreñimiento o diarrea, sino que se queje de ambos síntomas alternativamente.

Por lo tanto, es posible distinguir entre diferentes tipos básicos de síndrome del intestino irritable: Personas con diarrea de intestino irritable como síntoma principal, otras con estreñimiento de intestino irritable como síntoma principal y otras también con síndrome de intestino irritable en el que se alternan estreñimiento y diarrea. Todos los tipos también pueden experimentar flatulencia y dolor.

Otras molestias que no están relacionadas con el tracto gastrointestinal pero que son comunes en el SII son la tendencia a los dolores de cabeza (incluidas las migrañas), el dolor de espalda, el dolor articular, los trastornos del sueño, la ansiedad y los estados de ánimo depresivos.

¿Pero cuándo los síntomas típicos del intestino irritable, como el dolor abdominal, la hinchazón, la diarrea y el estreñimiento, indican realmente la existencia de un síndrome de intestino irritable?

Por regla general, deben cumplirse los tres criterios siguientes para el diagnóstico del síndrome del intestino irritable:

1. Los síntomas deben ser crónicos, es decir, deben haber persistido durante al menos tres meses, y el médico y el paciente deben poder relacionarlos claramente con los intestinos. Los síntomas pueden ir acompañados de un cambio en los movimientos intestinales (diarrea y/o estreñimiento), aunque no necesariamente tiene por qué ser así.

2. Los síntomas son tan claramente perceptibles que limitan la calidad de vida de la persona que lo sufre. Por el contrario, las denominadas alteraciones del bienestar son poco pronunciadas y sólo se producen de forma intermitente, especialmente en determinadas situaciones (estrés, dieta incorrecta) y no tienen nada que ver con el síndrome de intestino irritable.

3. No debe haber otras enfermedades que causen molestias similares a las del SII.