Consejos sobre la dieta para el síndrome de intestino irritable
El síndrome de intestino irritable es una enfermedad funcional del intestino. Esto significa que la función del intestino está alterada, pero que no hay daños en el órgano "intestino". Una vez que se han utilizado todas las posibilidades de diagnóstico y no se han encontrado causas orgánicas para los síntomas de intestino irritable en los exámenes realizados, se mantiene el diagnóstico de síndrome de intestino irritable.
La búsqueda de las causas es difícil. Sin embargo, se ha demostrado que la sensibilidad a ciertos alimentos puede causar muchos de los síntomas del SII. Además, las verdaderas alergias alimentarias son raras. Pero a menudo las personas con SII padecen al menos una intolerancia alimentaria. Especialmente la intolerancia a la fructosa es un problema para muchas personas. Los síntomas del síndrome de intestino irritable en este caso son causados por una absorción deficiente de la fructosa, y se producen de forma muy individualizada, es decir, exclusivamente tras el consumo de aquellos alimentos a los que existe una intolerancia. En la intolerancia a la fructosa, el dolor abdominal, la flatulencia y la diarrea se producen principalmente después de comer fruta o después de las comidas que contienen azúcar.
Los estudios demuestran que el 74% de las personas con SII y malabsorción de fructosa experimentan una mejora de los síntomas del SII cuando evitan la fructosa en su dieta. También se ha demostrado que las llamadas dietas de eliminación, es decir, la renuncia a determinados componentes de los alimentos, alivian los síntomas del intestino irritable. Un tratamiento del intestino irritable con una dieta personalizada suele suponer una verdadera mejora de la calidad de vida para la persona que lo padece.
La dieta personalizada en el contexto del tratamiento del intestino irritable
Se puede suponer que millones de personas padecen el síndrome de intestino irritable. Dado que cada persona puede tener su forma individual de reaccionar a ciertos alimentos con los síntomas típicos del síndrome de intestino irritable (flatulencia recurrente con y sin distensión abdominal, estreñimiento y/o diarrea, retortijones, sensación de plenitud y eructos, acidez de estómago y náuseas, dolor de estómago, necesidad frecuente de defecar y la sensación de que el intestino no se vacía correctamente durante la defecación), no existen directrices generales para una dieta para el síndrome de intestino irritable. Sin embargo, la dieta es un aspecto importante del tratamiento del intestino irritable, porque se ha demostrado que una dieta personalizada adecuada puede tener una influencia positiva en el síndrome de intestino irritable.
Dado que la tolerancia individual a los alimentos varía mucho según cada persona, no hay alimentos prohibidos. Un alimento que causa graves molestias en una persona puede no suponer ningún problema para otra. Por lo tanto, las personas con síndrome de intestino irritable deben ajustar su dieta a sus síntomas individuales.
Algunos alimentos deben evitarse o consumirse sólo en pequeñas cantidades. Un buen recurso para averiguar qué alimentos causan los síntomas del intestino irritable, son las dietas de eliminación mencionadas anteriormente. Tanto la intolerancia a la fructosa como la intolerancia a los FODMAP son intolerancias que afectan al sistema digestivo. Al igual que las demás intolerancias alimentarias (por ejemplo, la intolerancia a la lactosa) y las diversas alergias alimentarias, también provocan los típicos síntomas del intestino irritable que pueden tener un enorme impacto en la vida cotidiana de las personas que lo padecen.
La elección del estilo de alimentación siempre es individual y también en el caso de la dieta del intestino irritable es importante encontrar los alimentos adecuados para cada uno. El conocimiento de la malabsorción de la fructosa y la dieta baja en FODMAP, por ejemplo, puede ser de gran ayuda.
El acrónimo inglés FODMAP se compone de los siguientes términos: fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides and polyols (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables). Los FODMAP hacen referencia a los nutrientes que no se digieren suficientemente en el intestino y que, por tanto, pueden provocar flatulencias o cólicos. En consecuencia, los alimentos con bajos niveles de FODMAP también causan menos o ninguna molestia. Muchas personas con síntomas de intestino irritable afirman que una dieta reducida en FODMAP alivia significativamente sus síntomas.
Entre los alimentos con alto contenido en FODMAP se encuentran: los plátanos maduros, la coliflor, la col blanca y la col de Saboya, las cebollas, la leche, el yogur y la miel.
También es útil llevar un diario de alimentos. En este diario se apunta información sobre el tipo y la cantidad del alimento, cuándo se comió, qué síntomas se desencadenaron y la intensidad de los mismos.
Esto ayuda a tomar conciencia de los propios hábitos alimentarios y a detectar los alimentos que se toleran bien y aquellos que se toleran mal. La información recopilada nos permite elaborar una dieta personalizada para el síndrome de intestino irritable de forma fácil y eficaz.