Sensibilidad al trigo

(Sensibilidad al trigo no celíaca)

Muchas personas no sufren ni de enfermedad celíaca ni de alergia al trigo, pero reaccionan con sensibilidad después de comer trigo y granos relacionados. Los expertos estiman que entre el 0,5 y el 7 por ciento de la población sufre alguna enfermedad relacionada con el trigo. Una encuesta realizada en el marco de un estudio revelaba un valor significativamente mayor que las cifras de los expertos: el 13 por ciento de la población se consideraba afectado por una intolerancia al trigo.

Hasta ahora, los datos sobre la sensibilidad al trigo (o la sensibilidad al trigo no celíaca y no alérgica) son insuficientes, según informan los expertos. Faltan definiciones internacionalmente aceptadas para el cuadro clínico. Las causas tampoco están claras. Muchos afectados piensan que sufren de enfermedad celíaca y no pueden tolerar el gluten, lo cual es fácil de descartar mediante las pruebas apropiadas. Pero, una vez descartadas la enfermedad celíaca y la intolerancia al gluten como factores desencadenantes, ¿qué queda? Algunos expertos apuntan a ciertas sustancias del trigo, los llamados inhibidores de la amilasa y la tripsina, como desencadenantes de los síntomas, mientras que otros ven el problema en la gran cantidad de grano de nuestra dieta.

Los científicos y los médicos están investigando la sensibilidad al trigo, pero hasta ahora las recomendaciones para personas con sensibilidad al trigo se basan principalmente en opiniones de expertos y no en una amplia base de datos.

Los síntomas que pueden presentarse con la sensibilidad al trigo

Los afectados suelen sufrir síntomas inespecíficos similares a los de la enfermedad celíaca. Los síntomas pueden incluir:

• Dolor de estómago,
• Calambres,
• Náuseas,
• Vómitos,
• Flatulencia,
• Diarrea,
• Estreñimiento,
• Cansancio,
• Agotamiento,
• Problemas de concentración,
• Insomnio,
• Abatimiento,
• Dolor de cabeza,
• Migraña,
• Dolores musculares,
• Dolor en los huesos y las articulaciones.